lunes, 25 de mayo de 2015

Comidas en la historia

Un almuerzo según Rufino José Cuervo
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En carta fechada un 25 de abril de 1908, Rufino José Cuervo le narra a Rafael Pombo, como  es uno de sus almuerzos: "Soy como U., un poco comilón, y desde mi niñez me acostumbré a no pedir ni escoger nada; una excepción; teniendo ocho o diez años, era mi ilusión suprema comerme entero un rostro de cordero; lo logre, y quede curado de esas ilusiones. Ahora soy casi del todo pasivo, y acepto lo que me dan, aunque si siento repugnancias que antes no tenía. Así mi régimen es sencillísimo. A eso de las 8 tomo café con leche, pan y mantequilla; entre doce y una almuerzo, algunas veces con sopa, otras no; y en este caso un huevo pasado por agua o de otro modo, carne asada con papas o fritas. La comida entre seis y siete, es sopa, a menudo de legumbres, pero también de tapioca, fideos o cosa así, también con caldo de sustancia, excepto los viernes, que es de viernes; carne, también generalmente asada, o pollo, rara vez conejo o pato, frutas de la estación, dulce, que mi criada hace admirablemente, con la ventaja de poder conservarse uno y más años, por manera que hoy como fresas del pasado".
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VALLEJO Fernando. El Cuervo Blanco. Alfaguara. Bogotá. 2012. Página.   205

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